LA PRESENCIA DEL AMOR EN MEMORIA DE MIS PUTAS TRISTES
En el ser humano, el amor es un sentimiento real. En los casos más comunes es el resultado de una emoción basada en la atracción y la admiración de un sujeto hacia otro, que puede ser o no ser correspondido. Ello intensifica las relaciones interpersonales entre una persona y otra que, partiendo de su propia insuficiencia, desea el encuentro y unión con aquella que ha juzgado su complemento para su existencia.
El amor es considerado como un conjunto de comportamientos y actitudes, incondicionales y desinteresadas, que se manifiestan entre seres capaces de desarrollar su inteligencia emocional. El amor no sólo está circunscrito al género humano sino también a todos aquellos seres que puedan desarrollar nexos emocionales con otros, por ejemplo, delfines, perros, caballos, etc. Para Erich Fromm el amor es un arte] y, como tal, una acción voluntaria que se emprende y se aprende, no una pasión que se impone contra la voluntad de quien lo vive. El amor es, así, decisión, elección y actitud.
El amor es un estado mental orgánico que crece o decrece dependiendo de como se retroalimente ese sentimiento en la relación de los que componen el núcleo amoroso. La retroalimentación depende de factores tales como el comportamiento de la persona amada, sus atributos involuntarios o por las necesidades particulares de la persona que ama (deseo sexual, necesidad de compañía, voluntad inconsciente de ascensión social, aspiración constante de completitud, etc.).
Hay diversas concepciones sobre el sentimiento universal más importante. Una de ellas proviene desde un concepto y una verdad religiosos, Dios. Para ello, es necesario mencionar una cita tomada de la Biblia, la cual expresa el término amor como algo esencial y sagrado para los seres humanos, "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:4-7)
Lo que se propone con el análisis que se presenta a continuación de la obra del autor colombiano Gabriel García Márquez Memoria de mis putas tristes, es comprobar la presencia del sentimiento amor en la misma, o mejor dicho, en el protagonista. Para este análisis se tomará en cuenta la teoría psicoanalítica de Carl Jung, que abarca una amplia gama del pensamiento y del comportamiento humano. De toda la teoría de Jung se tomarán algunos puntos fundamentales y necesarios para explicar lo que se mueve en el interior y en la psique de un anciano de noventa años, puesto a que ese es uno de los temas centrales que se encuentran en la historia de Gabriel García Márquez.
Entre los conceptos principales que el psicoanalista introduce en su teoría, están las actitudes: introversión y extroversión. Jung descubrió que cada individuo se puede caracterizar por estar orientado primordialmente hacia el interior o el exterior. Los sujetos introvertidos se interesan principalmente por sus propios pensamientos y sentimientos, por su mundo interior. Tienden a ser profundamente introspectivos. Para esta gente hay el peligro de sumergirse demasiado en su mundo interior y perder el contacto con el ambiente exterior. Por su parte, los extrovertidos se interesan por el mundo exterior de la gente y de las cosas; tratan de ser más sociales y de estar más al tanto de lo que pasa a su alrededor.
En el personaje principal de la obra pueden evidenciarse estas dos actitudes, pues a medida que se relaciona con todo su exterior: en su trabajo, en la calle y hasta en sus notas dominicales (interesándose con ésta en la gente que leerá su producto), va interesándose también por su vida interior pues cuando esta en casa se dedica a pensar en su pasado, en lo que pudo y no pudo ser y en todas las mujeres que pasaron por su vida, logrando así un ambiente de nostalgia. O bien puede ser otro ejemplo cuando estaba celebrando su cumpleaños con sus compañeros de trabajo y al apagar la vela recordó tristemente a Delgadina “tuve que tragarme las lágrimas las lágrimas cuando cantaron el brindis, y me acordé de la niña sin ningún motivo” (Pág. 44).
De igual manera Jung identificó cuatro funciones psicológicas fundamentales: el pensamiento, el sentimiento, la sensación y la intuición. El pensamiento tiene relación con el juicio. Los tipos pensantes son los mejores planificadores, dice Jung, sin embargo tratan de aferrarse a sus planes cuando se ven enfrentados a una evidencia nueva y contradictoria. Márquez, dentro de la obra, se caracteriza por ser un sujeto ordenado y planificado (gracias a la educación que le dio su madre), sin embargo se ve sumergido en un mundo contradictorio a esto cuando se enamora, más aún así, trata de ser cumplido en su trabajo, en cuanto a sus notas dominicales. El sentimiento es tomar una decisión de acuerdo con el juicio que se tenga del valor. Los tipos sentimentales prefieren emociones fuertes. Esta función se evidencia desde el comienzo de la obra cuando el protagonista decide firmemente una emoción fuerte, pasar una noche con una adolescente, y se dice fuerte porque a esa edad no es nada fácil empeñarse en pasar una noche con una adolescente, “El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen” (Pág. 9) afirmando su decisión “… sé muy bien lo que puedo y lo que no puedo” (Pág. 10).
En cuanto a la sensación, según Jung, es lo que se puede ver, tocar y oler. Las personas de este tipo tienden a responder a la situación inmediata, notándose esto cuando el protagonista se encuentra por primera vez con la muchacha virgen y, no pudiendo hablar con ella se adelantó a determinarla con el tacto “… y la revisé palmo a palmo. Deslicé la yema del índice a lo largo de su cerviz empapada y toda ella se estremeció por dentro como un acorde de arpa… Le apreté la nariz con el pulgar y el índice, y ella se sacudió,…” (Pág. 30-31). La última función, denominada intuición es una forma de procesar la información en términos de experiencia pasada o metas futuras. Las personas intuitivas agregan significados a sus percepciones y lo hacen tan rápidamente que relacionan de forma automática la experiencia pasada con la inmediata; en efecto, Márquez relacionó la huida de Delgadina y su llegada como prostituta con la escena del asesinato que se suscitó en la casa de su amiga, intuyendo lo que había ocurrido; la siguiente cita evidencia lo dicho “la noche del crimen Rosa Cabarcas no debió tener tiempo ni serenidad para prevenir a la niña, y la policía la encontró en el cuarto, sola, menor de edad y sin coartada.” (Pág. 89).
Es obvio que cada individuo nace con una herencia biológica y también con una psicológica. Muchos psicólogos han demostrado eso, creando diversas teorías dentro de las cuales hay una muy conocida propuesta por Skinner, según él, todos los individuos adquieren su desarrollo personal a través de la experiencia. Para Jung, la mente del niño ya trae consigo estructuras que van moldeando todo lo adquirido en el exterior. A todo ese depósito de contenidos es a lo que Jung denomina Inconsciente colectivo. Ahora bien, dentro de ese inconsciente colectivo se encuentran los arquetipos, estos son formas que no tienen contenido propio y sirven para organizar todo el material psicológico; así, cada una de las principales estructuras de la personalidad son arquetipos. Entre tantos, la persona, la sombra y el anima son los arquetipos que mejor aparecen en Memoria de mis putas tristes, reflejados en el personaje protagonista.
El arquetipo persona “es la forma como nos presentamos ante el mundo. Es el carácter que asumimos; a través de ella nos relacionamos con los demás. La persona incluye nuestro papel social, el tipo de ropa que escogemos y nuestro individual estilo de expresión”. (Carl Jung). El anciano de la obra cabe dentro de este arquetipo porque representa un hombre intelectual y culto además tiene un solo patrón de vestimenta, posee también (como todas las personas) una máscara puesto a que aparentaba ser adinerado por venir de una familia como la suya y por vivir en una casa tan grande, cuando en realidad sobrevivía con el poco sueldo que se ganaba en el diario la paz, por ejemplo “ella suspiró: Ay, mi sabio triste” “Ahora sí, ilustre nonagenario, me dijo” “ay, mi sabio, siempre supe que eres muy buen hombre, que siempre lo fuiste, y me alegra que lo sigas siendo mientras tus enemigos sueltan las armas. Con razón se habla tanto de ti”. (Pág. 9- 45- 70).
Pero ahora bien, el arquetipo sombra viene a representar la contraparte de las cualidades del personaje, pues Jung define a ésta como todas aquellas cosas incompatibles con la personalidad de alguien, es decir, todo lo que es rechazado por ese alguien y que en algún momento puede convertirse peligroso para el desarrollo personal. Si se analiza este ejemplo: “Un vapor raro me subió de las entrañas. ¡Puta!- grité. Pues el diablo me sopló en el oído un pensamiento siniestro” (Pág.89) “Ciego de una furia insensata, fui reventando contra las paredes cada cosa del cuarto… lo hice sin prisa, pero sin pausas, con un grande estropicio y una embriaguez metódica que me salvó la vida” (Pág. 90), se observa cómo aquél hombre tan caballero y respetuoso ante los demás se había convertido en otro, puesto a que eso fue lo que él siempre rechazó y arrimó al margen de su vida y en un momento como ése todo aquello negativo salió al exterior.
Cabe destacar que, en cuanto a la obra, el Amor es el factor fundamental en la vida del protagonista, debido a que su vida cambió cuando encontró el amor que siempre buscó en las prostitutas. Cuando conoció a la joven de catorce años dejó de hacer rutina y comenzó a ver la vida diferente, “Me volví otro…” (Pág. 66). El hecho de que halla encontrado su otra mitad se relaciona mucho con lo que Jung denomina arquetipo anima (en el hombre) y animus (en la mujer) el cual representa la parte sexual de la psique; es el responsable de la vida amorosa y cuando el hombre o la mujer han encontrado su otra mitad entonces se dice que han llenado su anima y animus. Quizás eso fue lo que ocurrió con Márquez al encontrar a Delgadina, ella llenó el vacío de ese arquetipo.
Lo anteriormente expuesto hace evidente la presencia del Amor en el anciano, un amor que no estaba ligado al sexo, un verdadero amor, pues él tenía presente que el sexo estaba desligado al amor “el sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor” (Pág. 69-70), y es que en efecto, Delgadina era tanto para él que ni siquiera le importó llegar a tener relaciones sexuales con ella, le bastaba con saber que “Gracias a ella me enfrenté por vez primera con mi ser natural mientras transcurrían mis noventa años” (Pág. 65-66).
El amor puede ser fruto de un duro trabajo, esfuerzo y pericia, por construir y desarrollar un objetivo, sintiendo verdadera plenitud y felicidad al ver conseguido lo que se ha anhelado y trabajado durante tanto tiempo. Este tipo de amor es el que siente un padre hacia un hijo cuando lo ve ya crecido y capaz de afrontar la vida con plena madurez, imitando al padre en aquellas cosas que le ha transmitido por sabiduría práctica. En este caso, el amor se dirige hacia los principios que han fundamentado el trabajo y han guiado el esfuerzo, es la corroboración de que las creencias por las cuales uno ha luchado, han tenido su recompensa: Lo esperado se ha obtenido.
En tal sentido, el amor de Márquez por la adolescente se asemeja al amor de un padre por su hijo, y no es imposible que haya sido de esa manera porque en el siguiente ejemplo se evidencia que entre ellos no pasó nada “…porque nada pasó, ni a ella ni a nadie… de qué servía despertarla…” (Pág. 31). Además la enseño a leer y a escribir, tal como enseña un padre a su hijo, tanto que ella al dejarle como regalo un peluche le escribió una tarjeta que decía: “para el papá feo” tal parece que ella lo veía como el papá que nunca se preocupó por ella.
Otra cosa que puede llegar a comprobar esta hipótesis es cuando narrando la historia de Ximena cuenta que su madre le suplicó, antes de morirse, que se casara y tuviera por lo menos tres hijos, y entre ellos una niña con su nombre. Y el nombre que él escogió para la adolescente fue Delgadina, muy concordante en sonido con Florina (que era el de su madre).
¿Será entonces un amor de pareja o un amor paternal?
En el ser humano, el amor es un sentimiento real. En los casos más comunes es el resultado de una emoción basada en la atracción y la admiración de un sujeto hacia otro, que puede ser o no ser correspondido. Ello intensifica las relaciones interpersonales entre una persona y otra que, partiendo de su propia insuficiencia, desea el encuentro y unión con aquella que ha juzgado su complemento para su existencia.
El amor es considerado como un conjunto de comportamientos y actitudes, incondicionales y desinteresadas, que se manifiestan entre seres capaces de desarrollar su inteligencia emocional. El amor no sólo está circunscrito al género humano sino también a todos aquellos seres que puedan desarrollar nexos emocionales con otros, por ejemplo, delfines, perros, caballos, etc. Para Erich Fromm el amor es un arte] y, como tal, una acción voluntaria que se emprende y se aprende, no una pasión que se impone contra la voluntad de quien lo vive. El amor es, así, decisión, elección y actitud.
El amor es un estado mental orgánico que crece o decrece dependiendo de como se retroalimente ese sentimiento en la relación de los que componen el núcleo amoroso. La retroalimentación depende de factores tales como el comportamiento de la persona amada, sus atributos involuntarios o por las necesidades particulares de la persona que ama (deseo sexual, necesidad de compañía, voluntad inconsciente de ascensión social, aspiración constante de completitud, etc.).
Hay diversas concepciones sobre el sentimiento universal más importante. Una de ellas proviene desde un concepto y una verdad religiosos, Dios. Para ello, es necesario mencionar una cita tomada de la Biblia, la cual expresa el término amor como algo esencial y sagrado para los seres humanos, "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:4-7)
Lo que se propone con el análisis que se presenta a continuación de la obra del autor colombiano Gabriel García Márquez Memoria de mis putas tristes, es comprobar la presencia del sentimiento amor en la misma, o mejor dicho, en el protagonista. Para este análisis se tomará en cuenta la teoría psicoanalítica de Carl Jung, que abarca una amplia gama del pensamiento y del comportamiento humano. De toda la teoría de Jung se tomarán algunos puntos fundamentales y necesarios para explicar lo que se mueve en el interior y en la psique de un anciano de noventa años, puesto a que ese es uno de los temas centrales que se encuentran en la historia de Gabriel García Márquez.
Entre los conceptos principales que el psicoanalista introduce en su teoría, están las actitudes: introversión y extroversión. Jung descubrió que cada individuo se puede caracterizar por estar orientado primordialmente hacia el interior o el exterior. Los sujetos introvertidos se interesan principalmente por sus propios pensamientos y sentimientos, por su mundo interior. Tienden a ser profundamente introspectivos. Para esta gente hay el peligro de sumergirse demasiado en su mundo interior y perder el contacto con el ambiente exterior. Por su parte, los extrovertidos se interesan por el mundo exterior de la gente y de las cosas; tratan de ser más sociales y de estar más al tanto de lo que pasa a su alrededor.
En el personaje principal de la obra pueden evidenciarse estas dos actitudes, pues a medida que se relaciona con todo su exterior: en su trabajo, en la calle y hasta en sus notas dominicales (interesándose con ésta en la gente que leerá su producto), va interesándose también por su vida interior pues cuando esta en casa se dedica a pensar en su pasado, en lo que pudo y no pudo ser y en todas las mujeres que pasaron por su vida, logrando así un ambiente de nostalgia. O bien puede ser otro ejemplo cuando estaba celebrando su cumpleaños con sus compañeros de trabajo y al apagar la vela recordó tristemente a Delgadina “tuve que tragarme las lágrimas las lágrimas cuando cantaron el brindis, y me acordé de la niña sin ningún motivo” (Pág. 44).
De igual manera Jung identificó cuatro funciones psicológicas fundamentales: el pensamiento, el sentimiento, la sensación y la intuición. El pensamiento tiene relación con el juicio. Los tipos pensantes son los mejores planificadores, dice Jung, sin embargo tratan de aferrarse a sus planes cuando se ven enfrentados a una evidencia nueva y contradictoria. Márquez, dentro de la obra, se caracteriza por ser un sujeto ordenado y planificado (gracias a la educación que le dio su madre), sin embargo se ve sumergido en un mundo contradictorio a esto cuando se enamora, más aún así, trata de ser cumplido en su trabajo, en cuanto a sus notas dominicales. El sentimiento es tomar una decisión de acuerdo con el juicio que se tenga del valor. Los tipos sentimentales prefieren emociones fuertes. Esta función se evidencia desde el comienzo de la obra cuando el protagonista decide firmemente una emoción fuerte, pasar una noche con una adolescente, y se dice fuerte porque a esa edad no es nada fácil empeñarse en pasar una noche con una adolescente, “El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen” (Pág. 9) afirmando su decisión “… sé muy bien lo que puedo y lo que no puedo” (Pág. 10).
En cuanto a la sensación, según Jung, es lo que se puede ver, tocar y oler. Las personas de este tipo tienden a responder a la situación inmediata, notándose esto cuando el protagonista se encuentra por primera vez con la muchacha virgen y, no pudiendo hablar con ella se adelantó a determinarla con el tacto “… y la revisé palmo a palmo. Deslicé la yema del índice a lo largo de su cerviz empapada y toda ella se estremeció por dentro como un acorde de arpa… Le apreté la nariz con el pulgar y el índice, y ella se sacudió,…” (Pág. 30-31). La última función, denominada intuición es una forma de procesar la información en términos de experiencia pasada o metas futuras. Las personas intuitivas agregan significados a sus percepciones y lo hacen tan rápidamente que relacionan de forma automática la experiencia pasada con la inmediata; en efecto, Márquez relacionó la huida de Delgadina y su llegada como prostituta con la escena del asesinato que se suscitó en la casa de su amiga, intuyendo lo que había ocurrido; la siguiente cita evidencia lo dicho “la noche del crimen Rosa Cabarcas no debió tener tiempo ni serenidad para prevenir a la niña, y la policía la encontró en el cuarto, sola, menor de edad y sin coartada.” (Pág. 89).
Es obvio que cada individuo nace con una herencia biológica y también con una psicológica. Muchos psicólogos han demostrado eso, creando diversas teorías dentro de las cuales hay una muy conocida propuesta por Skinner, según él, todos los individuos adquieren su desarrollo personal a través de la experiencia. Para Jung, la mente del niño ya trae consigo estructuras que van moldeando todo lo adquirido en el exterior. A todo ese depósito de contenidos es a lo que Jung denomina Inconsciente colectivo. Ahora bien, dentro de ese inconsciente colectivo se encuentran los arquetipos, estos son formas que no tienen contenido propio y sirven para organizar todo el material psicológico; así, cada una de las principales estructuras de la personalidad son arquetipos. Entre tantos, la persona, la sombra y el anima son los arquetipos que mejor aparecen en Memoria de mis putas tristes, reflejados en el personaje protagonista.
El arquetipo persona “es la forma como nos presentamos ante el mundo. Es el carácter que asumimos; a través de ella nos relacionamos con los demás. La persona incluye nuestro papel social, el tipo de ropa que escogemos y nuestro individual estilo de expresión”. (Carl Jung). El anciano de la obra cabe dentro de este arquetipo porque representa un hombre intelectual y culto además tiene un solo patrón de vestimenta, posee también (como todas las personas) una máscara puesto a que aparentaba ser adinerado por venir de una familia como la suya y por vivir en una casa tan grande, cuando en realidad sobrevivía con el poco sueldo que se ganaba en el diario la paz, por ejemplo “ella suspiró: Ay, mi sabio triste” “Ahora sí, ilustre nonagenario, me dijo” “ay, mi sabio, siempre supe que eres muy buen hombre, que siempre lo fuiste, y me alegra que lo sigas siendo mientras tus enemigos sueltan las armas. Con razón se habla tanto de ti”. (Pág. 9- 45- 70).
Pero ahora bien, el arquetipo sombra viene a representar la contraparte de las cualidades del personaje, pues Jung define a ésta como todas aquellas cosas incompatibles con la personalidad de alguien, es decir, todo lo que es rechazado por ese alguien y que en algún momento puede convertirse peligroso para el desarrollo personal. Si se analiza este ejemplo: “Un vapor raro me subió de las entrañas. ¡Puta!- grité. Pues el diablo me sopló en el oído un pensamiento siniestro” (Pág.89) “Ciego de una furia insensata, fui reventando contra las paredes cada cosa del cuarto… lo hice sin prisa, pero sin pausas, con un grande estropicio y una embriaguez metódica que me salvó la vida” (Pág. 90), se observa cómo aquél hombre tan caballero y respetuoso ante los demás se había convertido en otro, puesto a que eso fue lo que él siempre rechazó y arrimó al margen de su vida y en un momento como ése todo aquello negativo salió al exterior.
Cabe destacar que, en cuanto a la obra, el Amor es el factor fundamental en la vida del protagonista, debido a que su vida cambió cuando encontró el amor que siempre buscó en las prostitutas. Cuando conoció a la joven de catorce años dejó de hacer rutina y comenzó a ver la vida diferente, “Me volví otro…” (Pág. 66). El hecho de que halla encontrado su otra mitad se relaciona mucho con lo que Jung denomina arquetipo anima (en el hombre) y animus (en la mujer) el cual representa la parte sexual de la psique; es el responsable de la vida amorosa y cuando el hombre o la mujer han encontrado su otra mitad entonces se dice que han llenado su anima y animus. Quizás eso fue lo que ocurrió con Márquez al encontrar a Delgadina, ella llenó el vacío de ese arquetipo.
Lo anteriormente expuesto hace evidente la presencia del Amor en el anciano, un amor que no estaba ligado al sexo, un verdadero amor, pues él tenía presente que el sexo estaba desligado al amor “el sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor” (Pág. 69-70), y es que en efecto, Delgadina era tanto para él que ni siquiera le importó llegar a tener relaciones sexuales con ella, le bastaba con saber que “Gracias a ella me enfrenté por vez primera con mi ser natural mientras transcurrían mis noventa años” (Pág. 65-66).
El amor puede ser fruto de un duro trabajo, esfuerzo y pericia, por construir y desarrollar un objetivo, sintiendo verdadera plenitud y felicidad al ver conseguido lo que se ha anhelado y trabajado durante tanto tiempo. Este tipo de amor es el que siente un padre hacia un hijo cuando lo ve ya crecido y capaz de afrontar la vida con plena madurez, imitando al padre en aquellas cosas que le ha transmitido por sabiduría práctica. En este caso, el amor se dirige hacia los principios que han fundamentado el trabajo y han guiado el esfuerzo, es la corroboración de que las creencias por las cuales uno ha luchado, han tenido su recompensa: Lo esperado se ha obtenido.
En tal sentido, el amor de Márquez por la adolescente se asemeja al amor de un padre por su hijo, y no es imposible que haya sido de esa manera porque en el siguiente ejemplo se evidencia que entre ellos no pasó nada “…porque nada pasó, ni a ella ni a nadie… de qué servía despertarla…” (Pág. 31). Además la enseño a leer y a escribir, tal como enseña un padre a su hijo, tanto que ella al dejarle como regalo un peluche le escribió una tarjeta que decía: “para el papá feo” tal parece que ella lo veía como el papá que nunca se preocupó por ella.
Otra cosa que puede llegar a comprobar esta hipótesis es cuando narrando la historia de Ximena cuenta que su madre le suplicó, antes de morirse, que se casara y tuviera por lo menos tres hijos, y entre ellos una niña con su nombre. Y el nombre que él escogió para la adolescente fue Delgadina, muy concordante en sonido con Florina (que era el de su madre).
¿Será entonces un amor de pareja o un amor paternal?
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